- ¿Por qué no me miras a los ojos? ¿Por qué no me
hablas? ¿Por qué no me escuchas? ¿Por qué no me besas?
- No te miro a los ojos porque me hipnotizan, no te hablo
porque te diría cosas que no me atrevo a contarte, no te escucho porque tengo
miedo que me gusten demasiado tus palabras, no te beso porque el sabor de tus
labios es como el del chocolate; Dulce, irresistible, adictivo...
- Entonces no me mires, no me hables, no me escuches y no me
beses, pero deja que te lleve a nuestro palacio princesa, y allí quizás, solo
quizás, podremos estar juntos sin que nada ni nadie nos impida gozar de
momentos tan fantásticos como los que hemos vivido.
- De acuerdo, pero con una condición. Prométeme que nunca
dejaras que nada malo me pase, que permanecerás a mi lado, que me trataras como
nunca antes has tratado a nadie y que la magia como la del primer día no
desaparecerá.
- Te prometo esto y mucho más porque no puedo imaginarme un
solo día sin ti.
- Entonces, vamos, llévame a nuestro palacio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario